Moisés, el asesino

A menudo pensamos en Moisés como el bebé rescatado en una canasta, el valiente líder de los hebreos o el que entregó la ley de Dios. Puede ser fácil olvidar que Moisés también fue un asesino.

El texto de hoy registra uno de los momentos más bajos de la vida de Moisés. Saliendo del palacio, el joven caminó entre su pueblo que estaba esclavizado por los egipcios, destinado a trabajos forzados (v. 11). Cuando vio que golpeaban a una persona, se enojó y actuó en su defensa. Mató al hombre y enterró el cuerpo (vv. 11–13). La noticia de su comportamiento imprudente viajó rápidamente, y Faraón conspiró para matarlo (vv. 14–15). Moisés huyó del faraón, del pueblo hebreo y de su pasado. Durante los siguientes cuarenta años, encontró refugio como extranjero y formó una familia en Madián (vv. 21–22). Sin embargo, Dios no permitió que el pasado de Moisés alterara lo que había planeado para su futuro (vv. 23–25).

Alrededor de sus ochenta años (Hechos 7:30) Moisés se encontró con Dios en una zarza que no ardía. Yahweh vio la miseria y el sufrimiento de Su pueblo y decidió liberarlos de la esclavitud. Dios podría haber elegido a cualquiera para que los guiara, pero eligió a Moisés, el asesino. Dios no eligió a Moisés por su pasado, sino por su futuro. El temor santo de Moisés por el Señor (Éxodo 3:6), su compasión por los esclavos hebreos y su espíritu dócil (v. 11) lo convirtieron en el líder-siervo perfecto.

Aunque Moisés pecó, Dios lo usó para dar vida a un pueblo consternado y errante. Los extranjeros eventualmente darían nacimiento a una nación. Gracias a la segunda oportunidad de Moisés, de esa nación saldría un verdadero siervo-líder que entregó Su vida para que todos pudieran tener una segunda oportunidad.

• Puedes pensar que lo que has hecho en el pasado te hace inservible para Dios. No te desanimes. Así como Dios usó a Moisés, también puede usarte a ti.