El profeta que llora

Jeremías fue llamado “el profeta que llora”. No solo estaba triste en un sentido emocional. Sus lágrimas expresaron un profundo dolor por el pecado y sus consecuencias. Al mismo tiempo, el dolor de Jeremías estaba arraigado en la fe de que Dios finalmente arreglaría todo. En ese mismo espíritu, Alex Campos afirma: “Un susurro en el silencio me pregunta dónde está tu fe/ Se dilata el pensamiento que todo esto será para bien/ Como agua en el desierto, como vida en la vejez/ Dame alas pa' este cielo con tus fuerzas recorrer/ Hoy decido que en invierno mis poemas cantaré”.

El pasaje de hoy es un lamento por una sequía que fue una advertencia para Judá (ver Levítico 26:18–20). Dios estaba tratando de llamar la atención de Su pueblo, llamándolos al arrepentimiento. En un “lamento”, un orador generalmente describe una crisis y le pide ayuda a Dios. Un lamento expresa la tristeza según Dios, pero con notas subyacentes y a veces explícitas de esperanza y fe. El duelo individual también pretende expresar empatía con la comunidad.

El pasaje de hoy sigue la forma típica de un lamento. Describió la sequía y se afligió por el sufrimiento que causaba (vv. 1–6). Este desastre natural afectó a todos. Ni siquiera los “nobles” podían conseguir agua (v. 3). Los granjeros tampoco pudieron, presagiando una escasez de alimentos por venir. Cubrirse la cabeza era un gesto cultural de duelo. Incluso la naturaleza se vio afectada. La cierva que abandona a su cría y los asnos salvajes jadeando de sed evocan nuestra piedad y dolor.

Jeremías le pidió ayuda a Dios (vv. 7–9). Admitió que el pueblo había pecado y merecía juicio, pero le pidió al Señor que fuera misericordioso. Dios, sin embargo, respondió “no” (v. 10). La nación no se estaba arrepintiendo, a pesar de la advertencia incluida en el lamento del profeta.

• [Lectura ampliada: Jeremías 14–15] ¿Cómo manejas un “no” del Señor? ¿Confías en Él de todos modos? ¿Checa tu corazón para ver si es necesario el arrepentimiento? Estas son respuestas piadosas.